Cuestionario para parejas

Queremos acompañarlos de diversas maneras, por lo cual les pedimos que contesten las siguientes preguntas:

  • ¿Alguna vez fueron compañeros de oración? Quizás nunca escucharon el concepto, pero la ley del compañerismo abre la puerta para que el descubrimiento del Señor sea una realidad vivida en pareja. En el día de ayer hemos visto que el lema de un matrimonio que funciona es: ¡Dios, tú y yo! En otras palabras: ¡tú conmigo, yo contigo y Dios con nosotros!

Deben comprender que la calidad de una amistad está determinada casi siempre por la calidad de lo que los une. ¡Que Cristo sea el centro de todo!

  • ¿Qué impedimentos tienen al presente para orar juntos? Es muy importante hablar de las dificultades para alcanzar esta meta. Deben transformar la oración compartida como un baluarte que los energice y bendiga a la familia de maneras sobrenaturales. Hagan los ajustes necesarios para adquirir este nuevo hábito.
  • ¿Por qué no oran juntos? La mayoría de las parejas aducen responsabilidades impostergables, extenuantes jornadas de trabajo, poco tiempo compartido en la casa, etc., pero si tienen tiempo para encontrarse, comer o dormir deberían tener tiempo para orar en unidad. No hacerlo los priva de muchas bendiciones. Al mencionar las dificultades tengan presente que ninguna es válida como excusa delante del Señor.
  • ¿Acaso los tiempos de oración se transforman en focos de discusión? En los tiempos compartidos de oración deben comprender que los dos están ante la presencia del Señor y no hablando el uno con el otro. No valen las recriminaciones al otro ‘en oración’ o el darle lecciones de cómo debería orar, vivir o pensar. ¿Cómo puede alguien ser tan impertinente delante de la majestad de Dios? Orar en unidad es una de las disciplinas que más cuesta, porque detrás de ese logro existen incontables bendiciones que transformarán totalmente el hogar. Claro, que es necesario deponer el enojo, la crítica y toda forma de hipocresía.
  • ¿Cuáles son las verdaderas razones por las que no oran en unidad? Ya hemos visto que si existe tiempo para comer o dormir debería existir tiempo para algo mucho más prioritario: la oración en unidad. Sincérense y digan qué razones les impiden dar ese paso. Si son ofensas, heridas, decepciones en el seno de la pareja u otros sentimientos negativos es hora de enfrentarlos. Disimularlos o negarlos solo profundizará la brecha entre ambos, empobreciendo la relación y frustrando muchos propósitos de Dios.

Finalmente, si un matrimonio o pareja de novios no está afianzándose; entonces está desmoronándose. Es lamentable pero deben entenderlo. Y esta verdad no se relaciona con los tiempos de bonanza o de crisis.

Una pareja puede crecer y unirse en una época mala y divorciarse en un tiempo de “vacas gordas y abundancia”. ¡Es hora de despertar! No son las circunstancias sino la calidad de la relación lo que se revela a lo largo del día y de la vida.

La excelente noticia es que si los dos buscan al Señor de todo corazón pueden experimentar de primera mano una renovación total que, por supuesto, deberán sostener con más entrega y adoración (dejar de orar en unidad significa perder las conquistas que han logrado).

En cambio, si perseveran habrá acuerdo y gozo, que es mucho más que meros sentimientos, son frutos del accionar y presencia del Espíritu Santo en ustedes y entre ustedes.

La bendición de Dios reposará porque el bendecidor habitará en su casa y tocará a los que allí viven.

Esta aventura de fe es más hermosa de lo que podemos expresar con palabras, pero requiere fe y obediencia para caminar por esta senda que conduce a la vida en plenitud.

¡Basta ya del pensamiento mágico! ¿En qué consiste ‘el pensamiento mágico’? En asumir que unas pocas oraciones hechas por un pastor o profeta resolverán lo que ustedes no quieren enfrentar. Si quieren ver cambios radicales deberán hacer cambios radicales. ¡Y todo comienza por el lugar secreto!

Scroll al inicio