Tres consejos para blindar lo que posees

Primer consejo

Somos llamados a consagrarnos a Cristo y no a una causa. Nuestro primer objetivo es agradar al Señor: “… Nuestro único propósito es agradar a Dios”, 2ª Corintios 5:9 (PDT).

Un error muy común es enamorarse del ministerio, los dones o regalos que el Señor nos da más que de Dios mismo. En nuestro caso la cruzada por los niños tomó el lugar de Dios en nuestro corazón. La agenda “repleta de buenas actividades” socavó nuestra vida espiritual. Para restablecer el orden de las prioridades Dios tuvo que hablarnos ‘con mano fuerte’ permitiendo que enfermedades serias y diversas adversidades tocaran nuestras vidas. Que nuestro aprendizaje les sirva. No caigan en esa trampa. Asegúrense que la pasión por Cristo sea más grande que la pasión por el llamado, la dedicación al trabajo, la profesión o el cariño hacia sus hijos.

Segundo consejo

La santidad es una barrera protectora. “Un día los miembros de la corte celestial llegaron… delante del SEÑOR, y… Satanás, vino con ellos… Entonces el SEÑOR preguntó a Satanás: — ¿Te has fijado en mi siervo Job? … Es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal. Satanás le respondió…: —Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios: siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace. ¡Mira lo rico que es!”, Job 1:6-10 (NTV). Satanás reconoció que Dios había levantado una valla protectora alrededor de Job; una cobertura espiritual que bloqueaba el acceso demoníaco. Esa barrera era la santidad. La santidad constituía la base y razón de su bendición. ¡Todo estaba blindado por el Señor!

Y lo que es válido para una familia también lo es para el pueblo de Dios: la santidad de los líderes constituye una bendición para las personas que están bajo su autoridadmientras que la falta de santidad atrae juicio sobre el pueblo que lideran. Salomón es un claro ejemplo: “Por causa del pecado de Salomón, castigaré a los descendientes de David…”, 1º Reyes 11:39 (NTV). ¿Necesitas más pruebas escriturales? “El Señor estaba humillando a Judá por causa de Acaz… pues este… le había sido totalmente infiel al Señor”, 2º Crónicas 28:19 (NTV). “Él abandonará a Israel, debido a que Jeroboam pecó e hizo que Israel pecara con él”, 1º Reyes 14:16 (NTV). “Ezequías… se volvió orgulloso. Por eso el enojo del Señor vino contra él y contra Judá y Jerusalén”, 2º Crónicas 32:25 (NTV). ¡Qué importante es llevar una vida de santidad y tener líderes que vivan en santidad y temor de Dios!

Tercer consejo

El pecado sexual los ata al infierno: “Tengo algunas cosas contra ti: Tú permites que Jezabel… enseñe… a practicar el sexo a la ligera; ella los incita a cometer inmoralidades… No son más que profundidades de Satanás…”, Apocalipsis 2:20-24 (NT-BAD). Existe una relación muy estrecha entre el mundo demoníaco y la perversidad sexual. Por eso insistimos: la inmoralidad los liga al diablo.

¿Recuerdan a Balaam? Trató de destruir a Israel utilizando la hechicería, pero la nación estaba blindada por Dios: “Ninguna maldición puede tocar a Jacob, ninguna magia ejerce poder alguno contra Israel”, Números 23:23 (NTV). Dios protegía a su pueblo porque se mantenía en santidad, Éxodo 34:11-27. Entonces Balaam cambió de estrategia. Los empujó a la inmoralidad: “…Balaam… les enseñó a pecar, incitándolos… a cometer pecado sexual”, Apocalipsis 2:14 (NTV). ¿Y qué sucedió cuando ellos cometieron pecado sexual¡Quedaron ligados al infierno! “Los israelitas tuvieron relaciones sexuales prohibidas… Fue así como el pueblo de Israel adoró al dios Baal-peor…”, Números 25:1-3 (TLA). Baal-peor es el mismo a quien los hebreos llamaban Beelzebú, es decir, Satanás: “Los maestros de la ley… decían: ¡Beelzebú está con él!… Está poseído por Satanás…”, Marcos 3:22a (PDT) y 22b (NTV). ¡Qué poder existe en la inmoralidad! Aquello que Balaam no pudo con brujería y hechicería lo logró con la depravación sexual. ¿Acaso no sucede algo parecido hoy en día? Todos los medios incitan a vivir ‘en libertad’ pero lo único que logran es hacer vulnerables a las personas al ataque de Satanás, pues les quitan el poder protector de la santidad.

Toda persona con ataduras sexuales sabe lo difícil que es escapar de ese lazo. La atadura no se rompe con consejos, terapias o métodos humanos. Cuando el enemigo es espiritual, las armas para enfrentarlo deben ser espirituales: “Nunca me valgo de planes ni métodos humanos para ganar mis batallas. Para destruir las fortalezas del mal, no empleo armas humanas, sino las invencibles armas del todopoderoso Dios…”, 2ª Corintios 10:3-4 (NT BAD). Noten que el apóstol habla de ‘armas’, en plural. Se deben combinar varias disciplinas espirituales para alcanzar la liberación, tal como lo hizo el pueblo de Israel cuando venció la fortaleza sexual espiritual en Jueces 19 y 20.

Si quieren vencer a cualquier gigante y salir victoriosos de yugos sexuales que los han esclavizado por años o maldiciones que parecen perpetuarse en el seno de la familia deberán ser diestros en utilizar los recursos espirituales. No se trata de orar una semana, ni ayunar un par de días. Se trata de ser expertos en estas armas, para que las capacidades espirituales crezcan y se desarrollen en comunión con el Santo. ¡La fe deberá aumentar! ¡La única forma de hacerla crecer es empuñando con habilidad las disciplinas espirituales! ¿No saben cómo hacerlo? Comiencen. La práctica mejorará las habilidades. Recuerden que no están peleando en soledad sino en unidad con el Espíritu Santo y, cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente.

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