¿Cómo avanzar y no volver atrás?

SEMANA 2

Cómo cambiar la realidad

DÍA 1

DÍA 2

DÍA 3

DÍA 4

DÍA 5

DÍA 6

DÍA 7

Persevera en el empleo de las herramientas espirituales

oración, ayuno, vigilias, retiros, lectura de la Palabra

El secreto está ahí, en la perseverancia. Y no pienses que no tienes esa capacidad.

Hace unas semanas, un consumidor crónico de pornografía y líder de adolescentes, músico de la iglesia y asistente en tareas pastorales decía que no podía perseverar, se veía a sí mismo incapacitado para orar, buscar a Dios y vivir en santidad. Pero al desandar su historia descubrimos que llevaba 24 años de consumo de pornografía de manera ininterrumpida. ¡Vaya que había perseverado! Pero del lado equivocado. ¡Había perseverado en el mal y ni siquiera le había costado esfuerzo!

Si eres un consumidor crónico de pornografía, no pienses que no puedes perseverar, porque de hecho lo has venido haciendo. ¡Pero desde hoy elige el lado correcto, el que bendecirá tu posteridad y a los que amas!

Queremos animarte, por medio de este acompañamiento, a mirar tu vida usando la verdad. No digas que no puedes perseverar, cuando hace años que perseveras en el pecado.

Revisa tus prioridades

No podemos creer que Cristo sea nuestro máximo amor cuando en realidad no ocupa ningún lugar importante en nuestros pensamientos, ni somos conscientes de su cercanía, ni contamos con su ayuda o con momentos de oración a lo largo del día. Hoy deberás revisar tus prioridades y asignar tiempo específico para orar, hacer ayunos, practicar caminatas de oración, levantarte de madrugada para estar con Dios, etc.

Caminar a la libertad podría implicar que atravieses un valle oscuro y profundo. Pueden aparecer dolores profundos, enojos disimulados, frustraciones que socavan tus fuerzas, temores persistentes y problemas no resueltos. Deberás enfrentarlos. La invitación es que no lo hagas en soledad, ¡Dios quiere caminar a tu lado! “Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el SEÑOR, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador…”, Isaías 43:2-3, NTV.

Aspectos sumamente importantes

Programa una cita con Dios todos los días del año antes de iniciar tu jornada laboral. Y nunca la canceles. Tener un encuentro con Dios ha sido nuestra primera cita desde hace años. Hemos levantado la carpa del encuentro debajo de una manta en los aviones, en la escalera de emergencia de algún hotel o al aire libre en medio de un bullicioso mar de gente en los aeropuertos. ¿No ha dicho el Señor: “…Me hallan los que temprano me buscan”, Proverbios 8:17? La palabra temprano hace referencia no solo a horario sino a prioridad. Es decir, levantarse temprano PERO PARA ORAR. “David tenía por costumbre encontrarse con Dios muy temprano en la mañana y lo hacia todos los días: “Me levanto temprano, antes de que salga el sol; clamo en busca de ayuda y pongo mi esperanza en tus palabras”, Salmo 119:147 (NTV). Job madrugaba para orar e interceder por su familia, Job 1:4-5. El profeta Habacuc tenía sus encuentros íntimos con Dios en su torre de vigilancia, Habacuc 2:1. Pedro, Pablo y Juan eran hombres de oración. Miremos a Jesús, nuestro mayor ejemplo. Dedicó su vida a agradar al Padre. Pasó noches enteras en oración y contemplación. Se retiraba al desierto solo para orar. Hora tras hora, día tras día, temprano en la mañana y tarde en la noche, oraba y ayunaba derramando su alma, intercediendo, compartiendo con Dios. “De madrugada… Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar”, Marcos 1:35 (BL 95). Lucas nos dice que esa era una práctica habitual: “Él se retiraba a menudo… para entregarse a la oración”, Lucas 5:16 (CST).

Anhela la intimidad con el Señor. “… Cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo”, Marcos 4:34 (BAD). ¿Cuánto tiempo pasas a solas con Dios? Lamentablemente y con mucha frecuencia la última persona con quien intimamos es con Jesús. La adoración congregacional no puede sustituir el tiempo diario con Dios. Si quieres una inundación de Dios deberás desarrollar el hábito de encontrarte con Él todos los días, sin prisa ni tregua. El mayor competidor por la verdadera devoción a Jesús es el servicio que hacemos para Él. Es más fácil servir que derramar nuestras vidas totalmente para Él.

Establece un horario y un lugar habitual de oración. “Cuando alguno de ustedes ore, hágalo a solas. Vaya a su cuarto, cierre la puerta y hable allí en secreto con Dios…”, Mateo 6:6 (TLA). Nosotros hemos acondicionado un lugar donde nos encontramos con Dios todas las mañanas. Ese lugar de oración es para nosotros lo que el huerto de Getsemaní era para Jesús: un sitio sagrado, el lugar donde buscamos conocer a Dios: “… Hace mucho tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces?”, Juan 14:9 (TLA). Recibimos sus bendiciones y conocemos Su Palabra pero, ¿lo conocemos realmente a Él?

Genera un ambiente de adoración. Adorar es ofrecerle a Dios lo mejor que Él nos ha dado. “Siempre que recibas una bendición de Dios, devuélvesela a Él como una ofrenda de amor. Si acumulas para ti, se tornará en una podredumbre espiritual, como le sucedía al maná cuando lo acumulaban, Éxodo 16:20. Dios nunca te dejará que guardes una bendición espiritual solo para ti. Ha de serle devuelta a Él para que Él pueda transformarla en bendición para otros”, Oswald Chambers. Cuando Ana recibió la mejor bendición de su vida, ella se la devolvió a Dios y Dios hizo de Samuel una bendición para toda la nación. Cuando el niño le entregó a Jesús la mejor porción de su almuerzo, Jesús lo transformó en una bendición para más de 10.000 personas. Hemos aprendido que Dios nunca podrá hacer algo grande A TRAVÉS de nosotros, si primero no hace algo grande EN NOSOTROS

Todos estos consejos vienen de parte del Señor y con todo cariño te indicamos el camino hacia el Padre, pero por mucho que nos esforcemos, no podremos caminar en tu lugar. ¡Tu compromiso es insustituible!

Revisa tus prioridades. Nosotros no podremos caminar en tu lugar. ¡Tu compromiso es insustituible!