SEMANA 4
El poder de la mentira
DÍA 1
DÍA 2
DÍA 3
DÍA 4
DÍA 5
DÍA 6
DÍA 7
Satanás, el padre de la mentira
El diablo mata, roba y destruye (Juan 10:10). Es un maestro del engaño y miente todo el tiempo (Juan 8:44). ¿Quién le daría la bienvenida al diablo? Nadie. Sin embargo, eso hacemos. Satanás se hospeda en nuestros hogares cuando pecamos y no nos arrepentimos. ¡El pecado es adoración al diablo! Y el pecado sexual lo es aún más.
El ayuno es el medio señalado por Dios para romper con las ligaduras de maldad. ¿Has perdido la paz de tu alma? Necesitas liberación. ¿Los problemas familiares se han vuelto imposibles de resolver? Necesitas orar y ayunar hasta que las amarras del infierno se rompan. El ayuno de tres días parece muy efectivo en estos casos. ¿Recuerdas el ayuno convocado por Ester? Un ayuno de tres días revirtió con el decreto de muerte que pesaba sobre toda la nación. Y así será con el reinado de las tinieblas en tu familia. El antiguo remedio bíblico para ganar batallas imposibles está a tu disposición: ¡ayuna!
Mentiras del diablo para que no te arrepientas y persistas en el mal
Decálogo del diablo
Mentira 1
Todo el mundo lo hace. ¿Vos crees que alguien no mira pornografía? Si las estadísticas muestran que ‘todos’ miran. ¿Vas a perderte un mundo de sensaciones por la religiosidad de unos pocos? ¡Todos lo hacen! Si dicen que ‘no’, en realidad mienten.
Mentira 2
Solo deléitate esta vez, pero proponte que sea la última. Después abandona para siempre este hábito ‘pecaminoso’.
Mentira 3
No fuiste infiel ni andas con prostitutas. Eres un buen hombre (o buena mujer), un buen esposo/a y un buen padre/madre. Por mirar alguito en una pantalla no te pueden considerar ‘un mal cristiano’. Hay tantos malvados que engañan, estafan, no dan ofrendas ni diezmos, no sirven, son violentos, etc. Tú no puedes compararte con ellos, no tienes maldad ni haces mal a nadie. Al contrario, te esfuerzas para ser cada día una mejor persona, de buen corazón y que ayuda a los demás. La internet está ahí, para ser aprovechada cuando estás estresado/a, angustiado/a o cansado/a. ¿Acaso no viste lo bien que te hace? Te despierta y activa tus sentidos, pero jamás te llevaría a pecar. ¡Justamente hace lo contrario! Te libera para que no peques.
Mentira 4
Nunca tocaste a nadie. Y el pecado es justamente eso: tocar, tener relaciones físicas; pero lo tuyo es virtual, es más un juego que otra cosa, te hace sentir bien y sin ocasionar daños. No estás expuesto a enfermedades físicas porque no tienes relaciones sexuales, ni a enfermedades emocionales porque sigues con tu rutina normalmente. Tampoco tienes enfermedades espirituales porque aceptaste a Jesús y él nunca te abandonará. ¡Relájate! Por otra parte la Biblia no habla de pornografía, ¿sabes por qué? Porque no es pecado. ¿Qué manía que tienen los líderes, de puros religiosos, de coartar la libertad a los pobres creyentes? No te dejes engañar. Ellos mismos consumen más de lo que imaginas.
Mentira 5
Eres un cristiano maduro. Tú distingues perfectamente lo que está bien y mal. Los ‘religiosos’ critican el consumo de pornografía porque son unos reprimidos hipócritas. Ellos, mientras condenan a otros, hacen lo mismo. Tú, en cambio, eres sincero. Aunque consumes, jamás dejarías que esos deseos sexuales te dominen. Tú tienes el control. En todo caso, lo que haces es estar informado y ‘admirar’ la creación de Dios. Lo que sucede es que ‘los religiosos’ buscan amargarle la vida a la gente, por eso no quieren que otros disfruten.
Mentira 6
En todo caso, consumir o no pornografía es una decisión privada. Si fuera tan grave la Biblia lo mencionaría. No es verdad que dañe a la familia o el ministerio. ¡Tú no pecas por solo mirar!
Mentira 7
Es tu manera de aliviar tus deseos. Tu esposa nunca está dispuesta. Le duele la cabeza, no está de humor o se siente deprimida. ¿Dónde vas a encontrar alivio, sin incurrir en infidelidad? Esta manera aunque no sea la mejor, evita que caigas en adulterio. El Señor ‘entiende’ tus razones.
Mentira 8
No es tu culpa. Tu propio padre te mostró pornografía. Además, después del abuso que sufriste qué ibas a hacer. Eres una víctima, por eso tienes derecho a consumir.
Mentira 9
Tú sabes lo que te cuesta ‘conectarte’ a la intimidad con tu pareja, ¡Y esto vaya que ayuda! Aparte, si miras algo que te despierte mucho placer, dormirás como un angelito.
Mentira 10
Solo es una distracción. Y es mentira que no podrías dejar. ¡Claro que puedes dejar de consumir, solo que no te conviene! ¿Dónde encontrarás el placer a tan bajo costo y guardando tu ‘santidad’?
Después de leer este decálogo satánico, contesta:
- ¿Te identificas con alguna de estas mentiras que asumiste como ‘tu verdad’?
- ¿Existen otras mentiras que el diablo ha implantado en tu mente para que sigas pecando una y otra vez?
- ¿Podrías mencionarlas, desenmascarando al engañador?
El diablo sabe que nuestro pecado voluntario hace que Dios se aparte. Él conoce la Biblia mejor que nosotros. Isaías 59:2: “Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará”, NTV.
Pero lo que el diablo no te dirá es que Dios quiere y puede limpiarte. Dios odia al pecado porque lo aparta del objeto de su amor. Dios nos ama tanto que se entregó a sí mismo para rescatarnos. No existe mayor amor. Correspondamos con obediencia a tamaño amor.
Permite que este mensaje de Dios revolucione tu vida (Isaías 1:15-20, PDT) prestando atención a la progresión del pensamiento:
Presente de pecado: “Cuando ustedes alzan sus manos hacia mí para orar, yo me niego a prestarles atención…porque ustedes tienen las manos manchadas de opresión y violencia.
Invitación al cambio: Límpiense y purifíquense, quiten sus maldades de mi vista, dejen de hacer el mal…
Purificación sobrenatural: (luego) vengan y arreglemos el pleito. Aunque sus pecados sean como el rojo encendido, ustedes quedarán tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como la púrpura, ustedes serán tan blancos como la lana.
Futuro de bendición por la obediencia: Si ustedes están dispuestos a obedecerme, entonces disfrutarán las riquezas del país; pero si se resisten y se rebelan contra mí, morirán a manos de sus enemigos…”.