Trabajo
práctico

SEMANA 6

Las armas espirituales

DÍA 1

DÍA 2

DÍA 3

DÍA 4

DÍA 5

DÍA 6

DÍA 7

¡La lucha continúa! ¡Eso es verdad! Pero también es cierto que podrás mantenerte en victoria, si permaneces unido al Señor.

En esta semana hemos hablado de cambios de hábitos que deben mantenerse en este tiempo, y aun más, afianzarse.

¿Cuál de los hábitos que hemos mencionado te resulta más difícil adoptar?

  1. Orar intensamente.
  2. Pasa tiempo en buena compañía.
  3. Estudia la Biblia.
  4. Sueña cosas grandes.
  5. Invierte en tu crecimiento personal y espiritual.
  6. Realiza actos de servicio.
  7. Practica, de manera conjunta, la mayor cantidad de disciplinas espirituales.
  8. Practica las disciplinas espirituales en compañía de otros cristianos.
  9. Realiza ajustes en tu vida diaria que te conduzcan a la abundancia de vida.
  10. Esfuérzate en seguir los puntos anteriores y disfruta en el proceso.

¿Qué  meta  razonable  contribuirá a tu desarrollo espiritual?

  • Por ejemplo, un ajuste a la hora en que te despiertas para orar con mayor calma, asignar un tiempo especial para leer la Biblia, comenzar a participar de las reuniones de oración sin excusas ni ausencias, etc.

Registra  durante la semana  tus progresos  espirituales.

Verifica periódicamente si estás progresando en las metas que te has trazado.
No te desanimes si no puedes hacer pasos grandes, lo importante es perseverar.

Toma apuntes en tu cuaderno de notas de todas las revelaciones que Dios te comparta en el lugar secreto.

Registra en tu cuaderno los avances que notes en el camino de la santidad y celebra cada día de sobriedad.

Anota los cambios positivos en tu vida.
Cada uno de ellos indica que estás en buen camino.

Escribe  tu  propio  testimonio  personal.
Debe ser corto y preciso; la idea es que  pueda ser de bendición para otras personas no solo para los que están atravesando el mismo flagelo. Menciona tus vivencias y las consecuencias que experimentaste. Incluye el momento decisivo en el que tocaste fondo. No olvides darle la gloria a Dios y reconocer que fue Él quien te guió en este proceso de restauración. ¡Que el final de tu historia en este preciso momento registre la gratitud de tu corazón para con el Señor! ¡Él merece toda la gloria!