El cebo
del placer

SEMANA 5

Develando el ritual

DÍA 1

DÍA 2

DÍA 3

DÍA 4

DÍA 5

DÍA 6

DÍA 7

El cebo del placer que te lleva a la eterna insatisfacción

En todos los pecados sexuales el diablo insiste con el mismo señuelo. Te dirá que el placer en la próxima experiencia será extraordinario y que sobrepasará a todo lo conocido hasta el momento. Y en esa búsqueda frenética, las experiencias se tornarán más aberrantes y extremas, perdiendo todo sentido de pureza.

Hemos visto que el ritual implica pensamientos y comportamientos que conducen al pecado. También mencionamos que cada consumidor tiene su propio ritual. Finalmente, que los pensamientos son de dos tipos:

EXCUSAS (son la puerta que se abre en la mente):

Aparecen pensamientos del tipo: Dios ‘entiende’ que estoy estresado, solo, frustrado, que esto es mejor que acostarme con alguien, etc.; que será la última vez y esto es definitivo; que es un pequeño gustito o desliz, pero lo compensaré con un día más de ayuno o una hora más de oración, que esto cesará cuando esté casado porque la tentación está en todos lados y soy un hombre (o mujer) con necesidades. Si está casado, las excusas son de otro tipo, generalmente echando la culpa al cónyuge: si estuviera dispuesta, si no me descuidara tanto, si pudiéramos disfrutar juntos, etc. Este tipo de pensamientos son la llave que usa el diablo para bajar las defensas y anular toda resistencia. GENERALMENTE SON LOS MISMOS PENSAMIENTOS A LO LARGO DEL TIEMPO. Cuando el diablo ve que algo en específico activa el deseo por lo prohibido, vendrá una y otra vez con el mismo argumento. Siempre traerá implícita la idea de ‘disfrutar’ e ‘ir hasta el fin’ para satisfacer el vacío que se percibe en lo profundo del alma. En definitiva, promete algo que jamás cumple. Al terminar la experiencia la persona se dará cuenta que la sensación no dura y que necesita una nueva. Ya está ‘enganchada’ y no existe escapatoria. Esto explica porqué hay tantos consumidores que, además, no quieren ser liberados.

EL ANHELO POR EL PLACER: este tipo de pensamiento, que también procede de Satanás es el incentivo para cruzar límites y avanzar en el pecado.

Una vez aceptadas las excusas, en ese mismo momento se activan los centros del placer, lo cual puede ocurrir muchísimo tiempo antes que la experiencia sexual en sí misma. La imaginación de lo que se hará provoca reacciones en el cerebro que disparan un cúmulo de sensaciones.

El Sr. X lo expresó así: “Me tomo mi tiempo. Las miro, me las imagino, pienso las ‘travesuras’ que podemos hacer y luego charlo, sí, quiero escuchar su voz. Todo eso me excita y aumenta mi libido por las nubes”.

Los rituales pueden ser muy prolongados o durar escasos minutos. Por ejemplo, para los que consumen pornografía el ritual comienza con la llegada de la noche o a partir de ciertas horas  en  que  sabe  que  los  demás  miembros  de  la  familia duermen. La proximidad del consumo dispara su adrenalina. El ritual pone al adicto en otro mundo, de modo tal que pueda escaparse de la vida real en la que cree no tener control. Para quien disfruta del consumo de pornografía por revistas, su ritual podría comenzar cuando toma la decisión ir de un puesto de venta. Imagina si alguien lo verá, qué sentirá y eso dispara la adrenalina. Siempre el ritual produce placer, es una parte esencial del ciclo y es lo que el adicto debe aprender a reconocer.

Rituales muy largos

Atendimos a un líder, también director de alabanza y con un ministerio nacional en la música cuyo ritual implicaba meses y años. En su caso había un antecedente de infidelidad, pero su esposa lo había perdonado y todo parecía andar bien. Hasta que se hizo presente su amante. Una joven que asistía a la iglesia porque este hermano le había predicado acerca de Cristo. Mientras la conocía y guiaba a los caminos de la fe, también la seducía lentamente. Su ritual implicaba ser el ‘salvador’ y ‘jugar’ con el riesgo, la novedad y la gratitud de una joven que, teniendo problemas, encontró paz en la iglesia.

Relaciones paralelas con vidas destruidas

Cada fin de semana asistía a un culto con su familia, pero encontraba el tiempo para acompañar a esta jovencita a otro culto de la iglesia. Claro que no se mostraban juntos porque él le había dicho que no era conveniente por su posición de liderazgo, pero apenas salían, él la acompañaba. Tramaba cada mentira al detalle, hasta sostener dos relaciones paralelas. Parecía un hombre muy ocupado. A cada una de sus parejas les decía las ‘horas extras’ que tenía que trabajar, pero que no le compensaban en la empresa.

Nadie se percató de esta realidad hasta que la misma amante, cansada de que él incumpliera sus promesas de abandonar a su esposa para vivir con ella, decidió hablar. Confesó todo a la iglesia y su confesión puso en evidencia esta terrible situación. Al ser confrontado y con la joven presente, seguía negando esa realidad. En un momento, su propia esposa, también presente, habló y trajo claridad al tema. Durante los 20 años que llevaban  de casados, él había incurrido en la misma forma de accionar varias veces. Seducir a jovencitas, siendo el novio/amante eterno en una relación de años, de forma paralela con su esposa.

Un final trágico

Después de un tsunami inicial, su esposa volvió a perdonarlo y él volvió a jurar que jamás haría algo semejante. Ambos decidieron ‘cambiarse de iglesia’ para evitar la vergüenza, pero nadie trató este tema.

¿Qué ocurrió tiempo después? Se reiteró la misma situación en la otra iglesia. ¿Y qué pasó con aquella jovencita que tuvo convicción de pecado? Permaneció profundamente enamorada de este ‘salvador’. Él le había prometido tantas cosas que pronto se sintió devastada y terminó suicidándose. ¿Todavía crees que el pecado de una persona no salpica a todos los que, con él o ella, se relacionan?

¿Cuál es tu ritual?

El ritual es muy importante para el adicto porque le da placer, incluso mayor que el orgasmo mismo. La embriaguez del placer está en las fantasías y en la imaginación. Asume en su mente que la concreción será la explosión culmine de todos los placeres. Pero cuando lleva a cabo su cometido, es decir cumple con lo que tenía planificado, se siente frustrado y desilusionado. No es como imaginó. No hubo éxtasis ni locura de placer. Por ello,  al no poder prolongar el éxtasis del placer, extiende el ceremonial que lo precede y potencia el placer en su imaginación.

Casi siempre el ritual finaliza con la acción pecaminosa muy concreta (ya sea mirar pornografía o cualquier comportamiento sexual indebido). Cuando todo acaba, aparecen la vaciedad, la culpa y la insatisfacción. El diablo se encargó de empujarlo al pecado y ahora se encarga de mantenerlo en el fango. Primero lo convenció de que la experiencia sería fantástica y que él se lo ‘merecía’, ‘que sería de tontos dejar pasar la oportunidad’, ‘que solo se vive una vez’, ‘que el placer no puede ser malo’, etc. Luego que dio rienda suelta a todos los demonios de su interior, indefectiblemente lo arrastrará por el oscuro mundo de la vergüenza diciéndole que está terminado, que es un hipócrita sin remedio y que no merece el perdón.

Vacunado por el pecado

El Sr. X (del cual te hablamos en el capítulo siete del libro GPS Sexual, Camino a la santidad, en un momento dijo: “Luego de tanto tiempo viviendo así creo que puedo llevar una doble vida sin mucha culpa”.

¿Te das cuenta de lo que esto significa? Significa que sus sentimientos negativos no están ligados al peso del pecado. No ha experimentado nunca el arrepentimiento. Su remordimiento es porque hace algo diferente a lo que predica, pero su dolor no procede de ofender a Dios ni su santidad, sino a no poder alcanzar el grado de placer que la escuela pornográfica le ha vendido. Sufre de una insatisfacción, convencido que la próxima experiencia será mejor que la anterior.

El Sr. «X» no desea enfrentar las consecuencias de sus pecados. Está atontado por el diablo y endurecido por los años de pecado. Esto es una clara evidencia de que el proceso de recuperación será humanamente imposible.

Todo empezó con una puerta: la pornografía. Un camino de pecado que provoca náuseas a quien escucha el relato. Sí, es cierto, quizás estos pecados estaban en su corazón y hubiesen surgido sin más, pero nadie puede medir cuántos de sus tabúes se eliminaron con tantos años de consumo pornográfico.

Qué este sea el día de tu transformación para bien.