La preparación

SEMANA 5

Develando el ritual

DÍA 1

DÍA 2

DÍA 3

DÍA 4

DÍA 5

DÍA 6

DÍA 7

Desenmascarando las artimañas del enemigo

Esta semana es crucial.

Descubriremos las formas en que el diablo actúa sobre los  patrones de pensamiento que incitan a pecados sexuales.

De eso se trata el ritual, elemento clave en este tema.

¡Mantén la guardia en alto! El diablo tratará de que abortes el proceso. Para ello usará distracciones externas (sonará el celular a cada rato, te solicitarán cosas todo el tiempo, etc.), tendrás síntomas físicos (cansancio, dolor de cabeza, sueño repentino, dolores musculares, sensación de ahogo) o percepciones espirituales (una invasión de temor, la preocupación por cosas que jamás sucederán o una vergüenza extrema que te impida seguir adelante).

La batalla de la mente

¡Presta atención a lo que piensas! El mismo diablo sembrará pensamientos mentirosos que si los aceptas se volverán realidad: “ya lo intentaste y no funcionó”, “mejor evitá otro fracaso”, “dejá todo como está”, “para qué tanto sacrificio, si de aquí a un tiempo estarás en la misma”, “a vos te gusta la pornografía, ¿por qué vivir sin ese deleite?”. Y mil cosas más a fin de frenar tu libertad y anular toda tu autoridad espiritual.

Pasos iniciales

Toma el libro GPS SEXUAL, Camino a la Santidad y lee el capítulo 7: Vivir en los extremos.
Haz una primera lectura para entender de qué se trata.

Repasemos un concepto central: el ritual.

Se denomina ritual a la rutina que el consumidor habitual de pornografía utiliza como preparación para su práctica sexual; en otras palabras, constituye el conjunto de pensamientos y comportamientos que lo preparan para una acción concreta.

Después de leer el capítulo 7 debes pasar a la parte más importante. Si quieres avanzar espiritualmente; entonces, programa tiempos de oración por la mañana y por la noche. Agenda una vigilia, separa tiempo para caminatas de oración y organiza tu semana para contar con, al menos, con un día de ayuno. Si vienes realizando ayunos periódicos, lo ideal sería que te prepararas para un ayuno de tres días.

No te aventures como si esto fuera un trámite. ¿Crees que el diablo te soltará sin intentar engañarte? Recuerda que es un enemigo poderoso, más hábil de lo que imaginas, pero infinitamente inferior a nuestro amado Señor. Necesitas la ayuda del cielo para discernir la verdad del error y vencer en toda tentación.

Toma tu cuaderno personal de notas y:

  1. Organiza tu agenda en esta semana o la siguiente. Solo si planificas la búsqueda podrás tenerla. Ni se te ocurra creer que ‘simplemente’ dispondrás del tiempo y las fuerzas necesarias para llevar adelante este proceso. ¡Tiene que estar planificado al detalle!

  2. ¿Qué días ayunarás? ¿Cómo lo harás? ¿Será de toda la jornada para terminar con una colación? ¿Serán tres días seguidos? En este último caso conviene que coincida con días en los que no trabajes o cuentes con mayor tiempo libre. ¿En qué momento saldrás a hacer caminatas de oración?

  3. Cuando hablamos de ‘ritual’, ¿puedes identificarlo en tu vida? Si no te das cuenta del ritual que tienes no te desesperes. Tampoco asumas que tú no lo tienes, solo que no puedes verlo. Esas trampas que Satanás ha puesto en tu vida suelen pasar desapercibidas. De ahí la importancia de las disciplinas espirituales.

  4. Toma unos momentos de reflexión. Lo que te proponemos en muy diferente a lo que cualquier terapeuta haría. Hemos aprendido con los años que esta potestad de lujuria y pecado no cede con tres consejos, cinco pasos o acompañamiento psicológico. O luchas con armas espirituales o pierdes.

Te bendecimos en este tiempo de preparación. Que tu fe se vigorice. Ten la certeza de que el mismo Espíritu Santo está guiando este proceso. ¿Recuerdas qué dicen las Escrituras en relación a Jesús y su batalla en el desierto? Lucas 4:1: “…El Espíritu lo llevó al desierto”, PDT. Para despojar a los poderes de las tinieblas de toda autoridad son necesarios estos procesos en el desierto, conducidos por el mismo Espíritu Santo. ¡Déjate guiar!

El Señor es tierno y compasivo; es paciente y todo amor. No nos reprende en todo tiempo ni su rencor es eterno”, Salmo 103:8-9 (DHH). Conociendo el carácter de Dios, toma este consejo: el mejor remedio para este mal es el arrepentimiento y la confesión. La Biblia asegura que la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado, 1ª Juan 1:9. No desprecies su sacrificio.

Su perdón está disponible. Acude a Él. Recuerda el Salmo 51:17 en su presencia: “Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente”, BLS.

En lugar de entregar tu cuerpo al pecado, entrega el control de tu vida al Señor. Abandona tus viejas maneras de pensar. Lee las Escrituras para aprender a confiar. No maquilles tu dolor ni escondas tu pecado. Honra a Dios abandonando el consumo de la pornografía, poniendo punto final a todo comportamiento sexual inadecuado. ¡Emprende la batalla de la integridad sexual!