Trabajo
práctico

SEMANA 5

Develando el ritual

DÍA 1

DÍA 2

DÍA 3

DÍA 4

DÍA 5

DÍA 6

DÍA 7

Hemos hablado de que el diablo no solo usa los pecados pasados para nuevas tentaciones, sino también las vulnerabilidades. Queremos que descubras algún área vulnerable, de dolor o tristeza que le permita obrar.

Toma tu cuaderno de notas y responde con tranquilidad cada una de las siguientes preguntas, pidiéndole al Espíritu Santo que te ayude a descubrir lo que tus ojos no ven:

  • ¿Tuviste alguna experiencia de abuso sexual durante la niñez o adolescencia? ¿Usas ese dolor para justificar tus excesos sexuales? ¿Te victimizas para seguir viviendo en pecado o para que otros disculpen tu mal proceder?

  • ¿Cuáles son tus recuerdos más lejanos en el terreno de lo sexual? ¿Quiénes estuvieron involucrados? ¿Cuántos años tenías?

  • ¿A quiénes has culpado por tu adicción? (A tus padres, a tu cónyuge, a Dios, etc.)

  • ¿Te crees con ‘derechos’ para la práctica del pecado sexual porque tu pareja no satisface tus necesidades sexuales?

  • ¿Te sientes menos culpable, o quizás sin culpa por tus pecados sexuales porque tuviste un pasado doloroso o fuiste víctima de abuso? ¿Crees que esos elementos en tu vida (por ejemplo haber sido víctima de abuso o haber sido traicionado) reducen tu responsabilidad? Sé sincero respecto de tus sentimientos

  • Si estás casado/a, ¿cómo es tu pareja? La mayoría de los adictos buscará una pareja que tenga lo que ellos no poseen: disciplina, control, gran espiritualidad, etc. Creen que esa relación (y la intimidad sexual con esa persona) detendrá la forma incontrolada en la que viven la sexualidad. ¿Es este tu caso?

  • ¿Con que frecuencia consumes pornografía?

  • ¿Visitaste cabarets, prostíbulos o zonas en las que puedes acceder a personas que ofrecen sexo? ¿Cuándo fue la última vez?

  • ¿A quiénes has mentido para seguir adelante con tu vida secreta? Menciónalas por escrito.

  • ¿Tuviste miedo a ser descubierto? ¿El riesgo a ser descubierto te hacía recapacitar o aumentaba tu adrenalina por probar cosas nuevas?

  • ¿La adicción ha destruido tu reputación y buena fama? ¿Qué otras consecuencias has tenido? Menciónalas una por una.

  • ¿Buscas el sexo como medio para escapar de tus problemas, angustias, soledad, tristeza, abandono o sensación de fracaso?

  • ¿Mantienes tus actividades sexuales en total y absoluto secreto o ya no te importa quién lo sepa? Cuanto tiempo pasó entre aquella primera etapa y esta última.

  • ¿Te sientes invadido por pensamientos sexuales en distintos momentos del día? ¿Cómo los canalizas? ¿Qué haces?

  • Algunos de tus familiares, ¿tuvieron problemas con el comportamiento sexual o alguna costumbre sexual impropia que conozcas? Por ejemplo, consumo de pornografía, abuso de menores, promiscuidad, antecedente de violación, sexo desenfrenado o de riesgo, etc.

  • ¿Alguna vez tu esposo/a u otras personas allegadas se quejaron por tu comportamiento sexual?

  • Cuando te das cuenta de que tu comportamiento sexual es inapropiado, ¿lo puedes detener?

  • ¿Alguna vez te sentiste mal por tu comportamiento sexual? ¿Qué sentimientos se asocian a tu sexualidad?

  • ¿Qué llantos están reprimidos en tu interior? Generalmente la adicción tiene que ver con el intento de manejar el dolor emocional. ¿Cuál fue o es tu dolor más grande?

  • ¿Hasta cuándo cargarás con él? Recurre a la cruz para despojarte de tu dolor. ¿Acaso tu salvador no sufrió mucho más? Sin embargo dijo: “perdónalos, porque no saben lo que hacen”, Lucas 23:34.

  • ¿Alguna vez tu comportamiento sexual te ha creado problemas personales, familiares o laborales?

  • ¿Alguna vez buscaste ayuda? ¿Fuiste claro en la descripción de tu problema u ocultaste la mayor parte del mismo?

  • ¿Algunas de tus actividades sexuales están en contra de la ley?

  • ¿Te has hecho promesas de abandonar esta forma de vivir la sexualidad? ¿Cuántas veces?

  • ¿En qué circunstancias te desenfrenas con mayor frecuencia? ¿Puedes identificar algunos de estos sentimientos cuando te sientes fuertemente tentado: cansado/a, solo/a, ansioso/a, triste o aburrido/a?

  • ¿Has sentido en los últimos tiempos (meses o años) la necesidad de ir aumentando las actividades sexuales (más veces, más intensas o más riesgosas) simplemente para mantener el mismo nivel de excitación y placer que sentías al comienzo?

  • ¿Desde cuándo tu vida espiritual está paralizada?

  • ¿Desde qué tiempo tu ministerio está seco?

  • ¿Sientes hambre por la presencia manifiesta de Dios?

  • ¿Puedes descansar bien por las noches?

  • ¿Existe en tu vida el gozo que promete Jesús en Juan 15?

Escribe una breve reflexión a partir de la siguiente declaración: «El sexo sano y pleno y una vida espiritual bien desarrollada están inexorablemente ligados», Patrick Carnes.

El tiempo no es tu amigo

Si has contestado todas las preguntas: ¡felicitaciones! Escribir tu historia secreta ha sido un gran paso, pero no es el final. Reflexiona. Hasta el día de hoy has llevado tu carga solo y no te ha servido de mucho. El silencio no ha sido tu mejor estrategia para la restauración.

El tiempo no es tu amigo. El tiempo por sí solo no resolverá el problema sino que agravará los existentes y agregará otros nuevos. Has tenido una vida pública que todos ven y una privada que solamente tú conoces. Es hora de que tus dos vidas (la pública y la privada) se unan. Y la única manera de salir de la oscuridad es rompiendo el silencio.

Entendemos que romper el silencio entraña consecuencias que podrían ser costosas, pero no puedes vivir en una mentira de modo permanente. Si eres pastor y tienes que dar cuenta a tu superior quizás te disciplinen pero, ¿preferirías que Dios te excluya de su presencia para siempre? ¿Preferirías avanzar con el pecado y terminar en infidelidad perdiendo tu matrimonio, tu familia y también el ministerio? Haz tu parte si realmente amas al Señor. Muéstrale a Dios que vas a renunciar al pecado aunque te cueste todo. Solo así podrás vivir una renovación genuina.

Dios todavía te tiene en cuenta. Por eso éste libro ha llegado hasta ti. Pero el único que puede anular sus mejores promesas eres tú mismo, si persistes en pecar.No te quedes atado al pecado si puedes vivir en la victoria del crucificado. Si abandonas el pecado Dios no te abandonará y te convertirás en lo que Él ha determinado que seas. ¿Cómo lo sabemos? Porque una vez estuvimos al pie de la cruz. Ve tú también. Cristo es la máxima expresión del amor de Dios que debe impulsarte a cambios radicales, profundos, verdaderos y definitivos.

¿Por qué Cristo pagó semejante precio por tu rescate? Él pensó que valías ese sacrificio. El amor incondicional, completo y eterno lo encontramos personificado en Jesús. Ya nada resta por entregar. Todo fue hecho. ¿Qué más se puede pedir? Vive para amarlo como Él te amó. ¿Cómo no corresponder a un amor tan sublime? Un autor dijo: «¿Somos dignos de que muera por nosotros? ¿Somos dignos de que lo crucifiquen por nosotros? La respuesta de Dios fue sí y sigue diciendo con el eco de una eternidad un completo y absoluto sí». Recibe esa gracia.

Anímate a cruzar el umbral de la culpa y de la vergüenza por el pecado. Entra en la presencia de Dios, disfruta de su paz y ternura. Como el padre en la parábola del hijo pródigo esperaba el regreso del que se había ido, así tu Padre celestial desea correr a tu encuentro y abrazarse a tu cuello para darte la bienvenida a su casa, si arrepentido a él te vuelves. ¡Recibe esa gracia!