Oración modelo

SEMANA 5

Develando el ritual

DÍA 1

DÍA 2

DÍA 3

DÍA 4

DÍA 5

DÍA 6

DÍA 7

Repite esta oración todas las veces que lo necesites. Hazla hasta que haga mella en tu vida endurecida por el pecado:

Amado Señor te pido perdón con todo mi corazón. No he creído a tus advertencias y no he prestado oído a tu palabra. La puerta a la maldición que fue abierta por la impureza sexual está delante de mí, solo tú tienes el poder de cerrarla. Al consumir pornografía no tuve la intención de pactar con el infierno, pero eso es lo que he hecho. Toda puerta demoníaca abierta que impide tu manifestación, tu bendición y mi crecimiento espiritual debe ser cerrada, ¡te suplico por mi vida! Ayúdame a volverme a ti con todo mi ser, a ser radical en mi santidad, a tener una experiencia contigo de conversión total y genuina. He sido tibio y he estado ciego. He vivido una religión pero no he mostrado temor ante tu santidad ni he alabado tu nombre cuidando mi camino. He sido torpe y necio. Ruego que limpies mi vida, trae tu renuevo. Renuncio a todos los pensamientos, fantasías y pecados sexuales que han manchado el regalo de la intimidad que me has dado. Señor, tú sabes bien que los patrones de pensamientos impuros, los rituales para pecar y las excusas que hasta ahora he esgrimido para no abandonar la pornografía están en mi. Te suplico que me ayudes, que me fortalezcas con tu propio Espíritu. No me dejes caer más hondo en el camino de la perdición, transforma mi vida.

Jamás asumí que mi desobediencia atraía maldición para toda mi familia. Siempre minimicé el pecado y me justifiqué en la cantidad de personas que conozco que hacen lo mismo. Pero ahora entiendo que he maldecido mi matrimonio, mis hijos, mi futuro y que he puesto en serio riesgo la comunión contigo. Ahora entiendo porqué mis oraciones no son contestadas y porqué no tengo ese gozo profundo, glorioso e indescriptible que promete tu palabra en 1ª Pedro 1:8 para quienes te aman y guardan la comunión contigo.

Lamento haberte ofendido. Cuando corregiste a David por el pecado sexual le dijiste que con su comportamiento hizo blasfemar tu nombre. Me pesa que por mi pecado tu nombre quede en ridículo ante mis hijos, mi cónyuge, la iglesia, mis líderes y todo el mundo espiritual.

Señor no tengo argumentos para defenderme. Renuncio a toda religiosidad que intenta dar una apariencia, pero que es una fachada aguada y sin poder espiritual. Ansío tu presencia, tu restauración, tu gloria, tu comunión y, no puedo negarlo, ansío tu bendición. Sé que cuando bendices lo haces en todas las áreas. He sido muy tonto al vender mi integridad y perder tanto a cambio. Dame una nueva oportunidad y ayúdame a obedecerte. Quiero todos los días buscarte en oración, como lo más importante de mi jornada. Quiero comenzar a ayunar y a leer tu palabra para enamorarme más de ti y crecer en una fe vigorosa. Tomo la decisión de congregarme y doblegar mi orgullo ante ti. Dame el hambre que no se sacia por tu presencia. Hago esta oración en el nombre poderoso de Cristo Jesús. Amén.